I don´t want to be a soldier

Como corriendo en la cinta. Si freno un toque vuelvo atrás. Pum. Caigo. El tema es que tendría que correr de verdad porque en la cinta uno no llega a ningún lado. Entonces empiezan a llegar los extras proponiendo correr para el costado. Pero los dos costados, Este y Oeste, éste o-éste, no se si me apasionan. Tienen exceso de flores y palabras, pero poca música de la que me gusta. Sería la historia del músculo rojo y rebelde(y garka y deforme) que intenta galopar con pesas en los pies por un sendero lleno de obstáculos. Y yo, que siempre fui tan mala en el Nintendo, hoy voy en el tercer nivel. Ahora llega la peor parte: no caer en las garras de Jafar, o en la casa de su padre, o en las falsas ilusiones de una feliz cuarta primavera comiendo frutillas en el balcón. Proyecto de inmunizarme de frases célebres que pueden darse en estos tiempos, donde el malo ayuna, se enternece, recapacita y quiere. Ahí ya estaríamos hablando de un cuarto nivel. Y por qué no de un quinto si en un tiempo recupero pijamas, libros, cepillos, compacts y la disponibilidad de un dedo. Por ahora sólo el miedo caperucitezco de encontrarme al lobo en día de Luna llena. Tal vez más tarde miedo a encontrar que la princesa en realidad es Jafar. No me llamaría la atención. Después de todo, Sugus anticipó: "buscala para sentirte menos-piiior, pero nunca encontrarás la paz porque en realidad a vos no te gusta". Y debe tener razón, así que me voy al baño a pintarme dos líneas de barro de cada lado de la cara.