choque fortuito de dos de siempre
Así estamos. Permanecemos sin darnos cuenta. Ahí vamos, siempre los mismos abriendo ventanas para no empañar el mundo. Provocandonos tormentas y resistiéndonos a lo inevitable. Afiebrados de no saber amar. Esperando sanar para volver a intentar. Mientras tanto, sabemos reir.